jueves, 23 de junio de 2011

Buscando un tópico

Lugar: Valencia
Año: 2011
Hora: 23:00 P.M.
Modelo de taxi: Seat Altea

Treinta años siendo taxista. Treinta. Y aún sale cada día a trabajar con la esperanza de que pasen ese tipo de cosas que nunca pasan, esas que sólo se ven en las películas. Un "taxista, ¡siga a ese coche!" y su correspondiente tiroteo; una mujer misteriosa con gafas de sol, jodidamente guapa, que tras bajarse del coche comienzas a ver en todos las programas de la tele, en todas las revistas del corazón y en todos los carteles de la ciudad; un jeque árabe que a modo de propina te da un cheque con tantos ceros que tienes que mirarlo como cuatro veces para comprender la magnitud de la cifra y no te da más opción que dejar el trabajo para pasar el resto de tu vida bebiendo cócteles en una isla paradisíaca.
Pero no. Si acaso un borracho, un ejecutivo con prisas o una panda de estudiantes que siempre pregunta si se puede partir la factura en cuatro partes para abonarla por separado. Y cada fin de jornada vuelta a su piso de Blasco Ibáñez, vacío y a medio pagar, a esperar que mañana ocurra el milagro que haga añicos la rutina.

martes, 21 de junio de 2011

A la calle Bailén


Lugar: Madrid

Año: 1993
Hora: 07:00 A.M.
Modelo de taxi: Renault 9 GTL

Juan se subió al taxi entre tambaleos, había sido una noche larga y muy movida. Se desparramó sobre el asiento trasero central mientras el taxista le observaba por el retrovisor. Apestaba a Jack Daniel's.
-¿Dónde le llevo?
-A la calle Bailén.
El trayecto estuvo protagonizado por un silencio incómodo hasta que Juan rompió a llorar. En ese momento se volvió más incomodo aún.
- ¿Se encuentra bien, señor?
Como respuesta empezó la ráfaga de confesiones. Que si su vida era una mierda, que si nada tenía sentido, que si se sentía un inútil. Y así media hora hasta la Calle Bailén, a la altura del Viaducto. Un billete de cinco mil pesetas.
-Tome el cambio.
-No se preocupe, donde voy no me hace falta el dinero. Disculpe las molestias.
Bajó del coche, se acercó a la barandilla del Viaducto y sin pensárselo dos veces se lanzó al vacío ante la horrorizada mirada del taxista. Juan abrió los telediarios del mediodía y al día siguiente le nombraron en la portada de casi todos los periódicos. "El nuevo suicida del Viaducto", rezaron los titulares.


Descubre más sobre el Viaducto en el siguiente enlace a un blog muy interesante, "Mis fotos de Madrid":
"El puente de los suicidas".

lunes, 20 de junio de 2011

¡Lléveme al aeropuerto!

Cuatro, seis, siete, equis asientos libres y un taxímetro que no para de correr. Pueblos y ciudades, noche y día. Gente distinta, historias que unas veces se cruzan hasta sobreponerse y otras que no llegarán a conocerse ni de vista. Todo sucede en unos pocos metros cuadrados, en trayectos largos que se hacen cortos y en recorridos efímeros que parecen eternos. Taxista, lléveme al aeropuerto. O al cine, o al hopital, o al fin del mundo.